A la sombra del Paseo Bulnes

Caminar rápidamente entre las calles de este paseo peatonal se ha hecho cotidiano. No es moda, ni tampoco una nueva tendencia. Solamente es el temor provocado por asaltantes y vagabundos que se toman esta
histórica y central arteria a la hora del té.







Por: Fabián Acevedo


El caminar de algunos vecinos del Paseo Bulnes ya no es el mismo. Con una risa pasajera recuerdan cómo fue la primera primavera que pasaron por ese lugar, atraídos por la belleza de los jardines y la tranquilidad de la tarde. Hoy, cabizbajo, recorren el lugar, sin mirar a nadie, sin levantar la mirada. Amenazados por jóvenes delincuentes que se han tomado el barrio, que han destruido viviendas y sobre todo han infundido un gran temor. “Antes uno salía, ponía su silla afuera y podía conversar tranquilamente, ahora no se puede y a las cinco de la tarde uno tiene que estar encerrado en la casa”, comenta
Margarita Fuentes, vecina del sector. Todo esto provocado por el alcoholismo y la drogadicción, problema que poco a poco se ha trasladado hasta el Parque Almagro, el parque vecino, que por más de 20 años no ha tenido un control efectivo de carabineros.
El Paseo Bulnes abarca seis cuadras, precisamente entre el Parque Almagro y la Avenida Libertador Bernardo O’Higgins. Existe una gran cantidad de armerías –por lo menos ocho, una cada media cuadra-, edificios político administrativos y oficinas de las fuerzas armadas de nuestro país.

Esta arteria de carácter peatonal, a simple vista de turista, no presenta mayores problemas; es un lugar sereno para ir un fin de semana a pasear, las piletas muy bien cuidadas y los bandejones de áreas verdes se encuentran exquisitamente mantenidos. Pero existe el otro lado de la moneda: la delincuencia, los vagabundos se toman las calles en el momento que el ajetreo diario empieza a terminar.

A ojos de los vecinos


Araceli Gueeny Azocar lleva veinte años presidiendo la Junta de Vecinos, que comprende dos de los sectores más transitados de Santiago: el Paseo Bulnes y la calle San Diego.
Durante todos estos años ha visto un gran avance, pero también un estancamiento en la solución de los problemas sociales por parte de las autoridades de Santiago. “La delincuencia y la falta de luz son los principales problemas. Desde que se fue Jaime Ravinet, nadie ha tomado cartas reales en los problemas que nosotros presentamos”, dice Araceli. Agrega que su mayor logro hasta el momento -como presidenta-fue haber puesto una caseta de “Santiago Seguro” (ex seguridad ciudadana), luego de mucho batallar con los concejales, para que la vigilancia del sector aumentara.
Apenada, cuenta cómo los mismos delincuentes se han tomado sus propios espacios, destruyendo la sede vecinal que ellos mantenían en conjunto con la municipalidad, en la calle Cóndor, una de las fronteras con el Parque Almagro. “La verdad es que no pudimos contra ellos, se metieron a robar más de diez veces. Y cómo no tenían nada para robar, rompían todo lo que estaba adentro. Después llegaron unos “ocupas” y se la tomaron, hasta que la municipalidad tuvo
que ponerle soldaduras, lo que parece que era mejor que poner a un guardia de seguridad”, comenta Araceli, mirando cada uno de los recuerdos que hoy están en el antejardín de esta casa abandonada, que incluso una vez casi fue incendiada.
Son pocos los residentes antiguos que van quedando. Casi todos han vendido sus casas o fueron expropiadas para construir los nuevos edificios. Es que algunos pobladores se cansaron del ruido, el movimiento diario y que principalmente no se haga ningún control o fiscalización a la gente que asiste al Parque Almagro. Así acusa Margarita Fuentes, vecina de la calle Cóndor, una de las últimas calles al finalizar el paseo peatonal.
“Nosotros somos propietarios desde 1960, con el tiempo no ha sido para mejor, sino que para peor. En el Paseo Bulnes, tenemos una lacra que no se ha podido sacar de ninguna manera. Los indigentes son parte de todos los días, piden plata y después se ponen a tomar” dice Margarita Fuentes. Además aseguró, que los vagabundos que frecuentan el sector, primero estuvieron en la iglesia “Los Sacramentinos”, y que una vez que construyeron en sus cercanías se trasladaron al paseo, hace más de 10 años.

¿Y las autoridades?

La presidenta de la junta vecinal dice nunca haber sido visitada por el alcalde, pese a que han juntado firmas y han hecho llegar cartas a la municipalidad, para que solucionen los problemas.

Los concejales de la comuna, por lo menos, han denunciado el tema en sus sesiones ordinarias. Así quedó claro, en uno de los documentos del 27 de febrero de este año, cuando el concejal Jorge Alessandri Vergara (UDI) junto con Rodrigo Mekis (Independiente), visitó la zona y denunció la presencia de vagabundos específicamente en el Paseo Bulnes, un sitio eriazo que funciona como escondite de delincuentes y antigüedad de la iluminación prohíbe una completa visibilidad hacía el Parque Almagro; problemas existentes hasta hoy.
Carabineros dice contar con un control en todo sentido. Daniela Ormazábal Arriagada, teniente de la segunda comisaria de Santiago, asegura “Se cuenta con un plan cuadrante para que los vecinos puedan llamar, también tenemos vigilancia todo el día, pero el fin de semana este dote policial disminuye. La razón es porque anda menos gente y no es necesario tener a tanto persona de vigilancia. Tenemos reconocidos a los grupos de delincuentes”.
Según las cifras entregadas por la Dirección General de Carabineros durante el año pasado, de los 29.329 delitos de mayor connotación social (homicidios, hurtos, lesiones, robos con fuerza o violencia y violaciones) ocurridos en Santiago centro, sólo 53 se reportaron en el Paseo Bulnes. Por lo tanto, de todos aquellos delitos cometidos en el centro, en el paseo Bulnes se registra un 0,18 por ciento (fuente diario El Ciudadano). Estadística que no contempla los robos que no fueron denunciados y que según los propios vecinos, que se encontraban paseando en ese momento, la gente no denuncia debido a que el plan cuadrante no aparece en el momento indicado.
No hay un catastro del número de vagabundos en las oficinas de carabineros y su actuar es solamente preventivo. “Nosotros no los podemos llevar detenidos, debido a que no hay una ley que sea por indigencia. Solamente les podemos llamar la atención y nada más”, afirma la Teniente Ormazábal.

Especialistas en acción

Para los especialistas, estos problemas sociales y que los vecinos no encuentren respuesta es casi propio de nuestra cultura y no hay una solución ni una tesis de por qué los vagabundos podrían llegar hasta ahí. Así cuenta Jaime Gatica, titulado en sociología de la Universidad Diego Portales. “Yo creo que la mejor manera de combatir este tipo de problemas es incluyendo más a la gente. Buscar espacios para ellos, no para que vivan, pero para que se sientan activos en la sociedad. Hay que hacerlos hacer cosas y claro la medida de carabineros está bien, no hay por qué llevar a un vagabundo a la cárcel, solo integrarlo más en nuestra sociedad”, comenta el joven sociólogo. Además agrega que hay que mejorar nuestras políticas de integración, promoviendo diversos grupos de ayuda, para los que la necesitan.

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