Estación Central:

En la intimidad del barrio

En el centro de la ciudad encontramos un lugar en donde todavía se puede vivir como en el pasado. Aquí los supermercados, centros comerciales y mega proyectos no tienen cabida.

Por Catalina Cargioli
cata_cargioli@hotmail.com

Pocos son los lugares que quedan tradicionales o residenciales. La cantidad de edificios que abunda en comunas como Las Condes o Providencia ha hecho desaparecer la vida de barrio, en donde los vecinos se conocen y se ayudan cuando lo necesitan. Sin embargo, en el centro de Santiago aún podemos encontrar casas, vecinos y almacenes de antaño.

En el barrio ferroviario todavía existen calles de adoquines, viviendas sin antejardines, almacenes, rotiserías y vida de vecindad. La modernidad de supermercados, centros comerciales y farmacias coludidas aun no ha llegado de cerca. Aquí los vecinos se saludan y se llaman por sus nombres, costumbre que para muchos se ha perdido en otros lugares.


A pesar de estar en pleno Estación Central nadie conoce muy bien este lugar. La avenida principal es Ramón Subercaseaux, que luego de varias cuadras cambia al nombre de Rondizzoni, lo que entorpece aún más encontrar las coordenadas exactas del barrio.

Tierra de nadie

Cercano, céntrico y fácil de llegar. Sin embargo, siempre tan difícil de ubicar. “El lugar en el cual he vivido toda mi vida es una tierra de nadie”. Así lo describe Carlos Loyola, periodista y residente del lugar.

Para la gran mayoría de las personas esta zona es inexistente. Nadie conoce el lugar cuando lo nombran, pero lo más probable es que todos alguna vez pasamos por ahí.

Domicilio desconocido es la crónica que escribió Carlos Loyola sobre su barrio. En el describe el lugar: “En mi cuadra convergen todas las ideas que se pueden tener de un barrio tradicional de Santiago. La panadería, el almacén de abarrotes, la botillería, el boliche de video juegos y el local de pollos asados; a una cuadra de mi casa, una plaza con bucólicos juegos infantiles, y a uno de sus costados, la estación de un servicio de taxis colectivos”.


Tradiciones de barrio

Las prácticas, oficios y costumbres de barrios antiguos con los años van desapareciendo. Pero en este lugar todavía se mantienen vivas las características que hacen que el barrio sea de tiempos pasados.

Bernabé es un hombre mayor y de apariencia cansada. Todos los días a eso del mediodía se pasea con su carretón lleno de frutas y verduras. Es un personaje conocido en el lugar, todas las vecinas llevan años abasteciendo sus despensas con lo que le compran a él.

La comodidad de que Bernabé pase por afuera de sus casas ofreciendo los vegetales es algo que las dueñas de casas agradecen.

En este lugar todavía se leen en las ventanas de las viviendas carteles escritos a mano en donde se ofrecen servicios de costuritas, sastre o modistas.

Esos trabajos que tantas veces nos sacan de apuro, cuando necesitamos hacer una basta o arreglar un cierre, pero que en la mayoría de los barrios ya desaparecieron.

Los dueños de los almacenes y rotiserías son vecinos del sector. Por esto conocen muy bien su clientela y lo que éstos demandan.


Han logrado sobrevivir en el comercio porque sus principales clientes son los vecinos del sector que necesitan abastecerse, pero que no van al supermercado porque les queda a trasmano.

Los grandes comercios aún no han penetrado en este sector, lo que favorece que la vida tradicional, tranquila y de barrio se mantenga.

Prácticas como estas no se ven ya que la modernización, comercialización e industrialización de la ciudad ha acabado con la mayoría de nuestras tradiciones de barrio.

1 comentario: